Liberalismo Prometeico
Por
Lucas Blaset, Analista Político, Director Ejecutivo de Liberty News.
Beatriz Sotomayor, Psicóloga y Directora de Contenidos Liberty TV.
En la mitología griega, Prometeo es el Titán amigo de los humanos, honrado por los mortales principalmente por robar el fuego de los dioses y, dárselo a la humanidad para su uso. Posteriormente por este motivo, sería castigado por Zeus.
¿Qué representa para un liberalismo prometeico este fuego?
Representa dos cosas, primero: el fuego real, el cual representaría el bienestar material, que permite vivir en una civilización, el calor de tener un hogar, con una cama, paredes, un techo y abrigo, poder bañarse con agua caliente y tantos otros lujos, que antaño estaban reservados solo para los reyes-dioses de las primeras civilizaciones antiguas.
También podríamos pensar en el fuego, de una forma más metafórica, la iluminación intelectual, la capacidad de acceder al conocimiento ilustrado, que hace unos siglos estaba reservado en occidente solo para unas élites religiosas, y que gracias a desarrollos tecnológicos como la imprenta, los medios de comunicación e internet, se han vuelto cada vez más accesibles.
Con la información y el pensamiento iluminista, vienen los derechos humanos, los derechos políticos, por esta razón, da lugar a una tercera metáfora de este fuego, el poder.
El cual lleva cinco mil años desconcentrándose, de emperadores divinos, a monarcas absolutistas, de la aristocracia a la burguesía, y de ahí a una ciudadanía que expande sus fronteras, y con esto un reconocimiento de la dignidad de cada vez más sujetos, y la posibilidad de estos en la participación en la POLIS, en la política.
Acá es donde el liberalismo, de la modernidad ilustrada y el capitalismo industrial, se unen en esta cruzada histórica, ya que la correlación entre personas que adquieren un mayor nivel de vida, saliendo de la pobreza, la mayoría de las veces gracias al libre mercado, que luego recibe educación, y luego exigirían, su igual libertad política, para ser parte de la polis y tener su futuro en sus propias manos.
No por nada, la Estatua de la Libertad que le regaló Francia a Estados Unidos por su centenario, es una mujer con una antorcha en alto, iluminando a los que llegan del viejo mundo al nuevo mundo.
Es interesante resaltar acá, que la burguesía, fue una clase enriquecida en las ciudades, en los burgos, lo que permitió a ellos tener acceso a bienes y servicios, estilos de vida que anteriormente solo estaban reservados a la aristocracia.
Haciendo un análisis rápido de la historia de la humanidad, los beneficios que en la antigüedad, en el inicio de la civilizaciones de Mesopotamia y Egipto, estaban solo reservadas para los monarcas y faraones, en la edad clásica, fueron esos privilegios “chorreando” a las élites, sobre todo con las revoluciones aristocráticas y luego, siguieron expandiéndose a los ciudadanos griegos o romanos.
Estamos hablando de beneficios que hoy nos parecen tan esenciales como un techo, una cama, agua potable, salud o seguridad.
Esos beneficios fueron alcanzados por primera vez por una proporción importante de la población con el acceso al poder de la burguesía, metafóricamente, cumplen el rol prometeico de bajar el fuego civilizatorio de unos pocos a muchos.
Eso justamente es el proyecto de la modernidad, por tanto del Liberalismo, incluso si ha tardado siglos en pasar a la mayoría de la población mundial, algo que se alcanzó sólo en la segunda década del siglo XXI, cuando hoy, la mayoría de la humanidad, por primera vez en la historia, es parte de la clase media y el 55% de la humanidad vive en ciudades.
La aburguesación de la humanidad, ha estado ligada, desde el comienzo de la civilización, con la cantidad porcentual de personas que viven con las comodidades que brinda casi exclusivamente la ciudad.
La crítica historicista al liberalismo, que era un movimiento que solo apelaba a las libertades del hombre blanco occidental, de mediana edad y por lo general rico, es sólo analizar al Liberalismo en uno de sus escalones prometeicos.
Prontamente, el proyecto de la modernidad, incluyó en los derechos fundamentales a las mujeres, a las clases sociales más desfavorecidas y a las minorías étnicas y sexuales.
Por tanto ha ido expandiendo el reconocimiento de la autonomía política.
Es aún un camino largo por recorrer, y varias tesis apuntan hacia donde seguir llevando el fuego de Prometeo.
Algunos animalistas plantean que a otras especies de personas no-humanas.
Otros transhumanistas prefieren prepararse para llevar esa flama que representan los derechos individuales a futuras voluntades inteligentes, sean artificiales o no.
Algunos plantean que es hora de frenar cierto adultocentrismo y enfocarnos en la autonomía progresiva de los más jóvenes.
Algunos sostienen que la lucha es por ese 30% de personas que aún no viven bajo una democracia.
Posibilidades hay muchas, y la libertad como una flama, siempre es devenir, como señala Heraclito, cambiante y flexible, pero es responsabilidad de los liberales prometeicos, que se siga expandiendo a cada rincón del planeta y caliente cada hogar e ilumine cada pensamiento y respete cada voluntad autónoma, con su flamante libertad.
Cuéntanos en los comentarios, cómo crees que deberíamos expandir más aún las libertades.
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