El Matrimonio Igualitario NO explota a las mujeres: Una respuesta a Daniel Mansuy


Sigo de cerca el trabajo de Daniel Mansuy, y tengo el máximo respeto por sus capacidades intelectuales y su acervo cultural, por eso su carta del 3 de JunioPura Frivolidad” demuestra que no existen buenos argumentos para oponerse al matrimonio igualitario (él los habría encontrado).


Él sentencia que el anuncio presidencial se basó en un pésimo cálculo político y por tanto, es frívolo e inútil, pues bien, para muchas personas la libertad de vivir la vida libremente elegida es un bien superior, algo mucho más elevado que lo conveniente o no para los partidos políticos, frívolo sería pensar lo contrario.

 

Segundo, defiende la familia tradicional, como un fin superior al bienestar de las personas. Cae nuevamente en una frívola disposición a sacrificar al individuo por el bien de un colectivo.

 

Los fines de la familia serían según Mansuy “resguardar la reproducción de la vida y la cultura” y por lo tanto, estarían divorciados del plan de vida de las personas particulares, las cuales deben adherir a roles tradicionales o simplemente no tienen derecho a tener una familia. 

 

Tercero, él considera importante impedir la tecnificación de la reproducción, que sería un resultado, para él, inevitable del matrimonio homosexual, y no un proceso que avanza junto al resto de las tecnologías médicas, desde hace ya muchos años y que es imparable. 

 

Cuarto, se preocupa de los horrores que la explotación de la maternidad subrogada infligiría a las mujeres pobres del mundo. Me sorprendió que él echara mano a un antiguo argumento feminista radical, quienes se oponen a las nuevas tecnologías reproductivas porque se oponen al capitalismo y al patriarcado, y para ellas todo lo relacionado a estas dos instituciones, es per se, degradante. 

 

Ahora, el interés de las feministas radicales, y de los conservadores, no es mejorar la vida de mujeres desfavorecidas, sino prohibir una actividad económica que a conservadores y feministas radicales les parece repugnante, lo cual no la hace desaparecer, sino que la vuelve clandestina y peligrosa.

 

Es necesario defender la libertad y como sociedad debemos cuidar y promover que las personas puedan elegir y desarrollar libremente sus proyectos de vida buena y no ser meros engranajes de un supuesto bien superior.


Para finalizar quiero compartir una columna de Carlos Peña, quien si entendió el punto de la libertad y lo explica muy bien en su conocido estilo:


 

Beatriz Sotomayor

Libres

 






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