Hasta siempre Diego Armando


 Por Sergio Arias

 

Hoy se ha ido un grande, que fue capaz de trascender las esferas deportivas, que sobrecogió y emocionó a muchos en el planeta. Habitualmente, surge la pregunta ¿qué ha tenido de particular Diego Armando Maradona para fascinar a tantos argentinos?

Para responder a esta interrogante, es necesario comprender algunos de los elementos que conforman la identidad del país trasandino, reconociendo en la nostalgia de un portentoso pasado el anhelo de un mejor porvenir.

Argentina es una nación que se ha conformado a lo largo del tiempo mediante múltiples influencias culturales; la llegada en un gran número de inmigrantes de diversos países europeos, españoles, italianos, alemanes, suizos, croatas, franceses, entre otros, y  el arribo de inmigrantes de medio oriente, ha producido una interesante y rica convergencia de culturas, modos, formas de pensar, perspectivas de realidad, que han detonado en una identidad en ocasiones contradictoria, pero con un denominador común: el apetito por lo grandioso y el sueño hecho realidad, los héroes existen, estableciéndose Diego Armando Maradona como un ícono heroico de la sociedad.

El héroe argentino es un dador de fascinación y, aunque sea en un corto periodo, un dador  de alegría y triunfos siempre anhelados. Es que quienes habitan en la hermana República Argentina, experimentan constantemente el dolor por lo que no pudo ser, existiendo diversas probabilidades que las situaciones anheladas social y colectivamente puedan materializarse, cosa que sin embargo, ocurre pocas veces. NO obstante, justo es reconocer que Diego Armando Maradona brindó con largueza satisfacción a anhelos no solo deportivos, sino a un sentir profundo de entrega desbordada hacia sus cercanos y hacia los argentinos en general.

El cariño y afecto que a muchos les puede parecer desmedido, corresponde a una identificación de Maradona con el arquetipo social de los argentinos, lo que permite entender que cada integrante de la sociedad se siente depositario y, en consecuencia partícipe de algún aspecto del héroe.

A Maradona se le sintió cercano, generoso, capaz de generar jugadas de futbol notables, fantásticas y excepcionales, dotado de una imaginación nunca antes vista en el campo de juego. El escándalo protagonizado en el mundial de EEUU 1994, generó pena, pero nunca rabia contra el héroe, es que la identificación del argentino con sus figuras heroicas y excepcionales es plena, sin juicios ni condiciones. Se trata de una sociedad muy diferente a la chilena, que puede dejar caer a connotadas personalidades fundándose en juicios destructivos.

Tras su época de jugador, la seguidilla de conflictos suscitados, tanto en el ámbito personal como institucional, nunca fueron suficientes para menoscabar la excepcional figura del héroe. Maradona había brindado lo que nadie había podido regalarle a la sociedad argentina en años: La incondicionalidad, la conexión profunda con los argentinos, y ese mágico clic que se siente en el corazón de argentinos de todas las generaciones, que reconociendo los innumerables problemas que afectan al país hace muchos años, siempre vieron en el héroe, la figura que fue capaz de cumplir sueños deportivos, responder con lenguaje inspirado por la rebeldía irracional, contraponerse a quien fuera sin importarle el poder que tuviera, en suma alguien capaz de interpretar el profundo sentir de cada argentino.

Hoy, una vez que los medios anunciaron la muerte del héroe, resultaba conmovedor escuchar el testimonio de periodistas deportivos, que se expresaban como hinchas y como ciudadanos argentinos, muy tristes por esta pérdida irreparable, algunos de ellos lloraban al aire durante la transmisión de algunos programas deportivos. Sin duda se trata de la capacidad de un genio de traspasar las fronteras conocidas en el ámbito del periodismo, siendo capaces de conmover profundamente a quien los escuchara.

Se trata de la magia provocada por un grande, bajo mi concepto, por el mejor futbolista de todos los tiempos, debido a su capacidad de conexión con el alma y la identidad argentina.

Debo reconocer mi propia agitación al escribir esta columna; no acostumbro a compartir públicamente mis emociones, que corresponden bajo mi concepto a un plano estrictamente personal. Sin embargo, nunca olvidaré las genialidades de este mago del futbol, sus jugadas que desconcertaban al equipo o selección rival y su capacidad para llevar a la Selección Argentina al triunfo en el mundial de México 1986.

Mundial que disfruté como si fuese el último, quizá se trataba  de mi intuición que advertía sin que pudiese saberlo con nitidez, que estaba pronto a  perder el remanente visual que tuve en épocas de la niñez y comienzos de la adolescencia. El siguiente mundial Italia 1990 tuvo como ganador a la Selección Alemana, Diego Armando y la Selección Argentina obtuvieron un digno segundo lugar, y en lo personal yo había perdido la capacidad de ver el futbol a través de la televisión, solo escuché los relatos por la radio. Por lo anterior, con profundo reconocimiento y emoción, te doy gracias Diego, alcancé a verte jugar en tu pleno esplendor futbolístico, jamás lo olvidaré. Aprovecho de rendir este sentido homenaje, lleno de nostalgia y recuerdo, entendiendo que el mundo ha perdido a un genio, pero para algunos, entre los que me considero pertenecer  ¡los genios no mueren es imposible olvidarlos!

Hasta siempre Diego Armando Maradona.



Por Sergio Arias, Egresado de Derecho UC, Experto en Discapacidad y en temáticas de Inclusión laboral de personas con discapacidad, empresario y ex Vicepresidente de la Unión de Ciegos de Chile UNCICH y Ex Director de ChileCAP

 

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