La escuela Chilena Liberal
Por Lucas Blaset, Analista Político, Director Ejecutivo de Liberty News.
Breve historia del liberalismo criollo en las últimas décadas.
Luego de una República liberal —con vaivenes presidenciales y parlamentarios—, al igual que en todo el mundo occidental, el espíritu de los tiempos liberales, se había esfumado en 1929. Arturo Alessandri Palma ocuparía el cuerpo inerte de la Republica Liberal, un último gobierno más. De ahí, los liberales, viejos y agotados, seriamos fantasmas, recorriendo esta larga franja de tierra, por décadas.
En los años 80, un grupo de jóvenes, apodados como “Chicago Boys” traerían el llama de la libertad, desde otras latitudes, directamente de Chicago, de Austria, de la Mont Pelerin, reconstruyendo en el área de la economía, a la oscura dictadura militar, dándole algo de iluminadora esperanza a aquella muerta República; milagros económicos, capitalismo, jóvenes liberal-conservadores (Chicago-gremisalistas o neoconservadores), que terminaran agrupándose en el Centro de Estudios Libertad y Desarrollo (LyD), así comienza esta nueva fase, para Chile, la del neoliberalismo.
Una Segunda Ola llegó, cuando muchos de los hijos simbólicos del progreso capitalista de la Nueva República, recuperaron la democracia, con grandes acuerdos, dentro de lo posible, la mayoría de liberal-conservadores se acomodaron en el mundo privado, mientras que la generación de oposición al antiguo regimen, ex socialdemócratas keynesianos, adaptaban sus nuevas creencias al los tiempos neoliberales de la década de los 90, un lugar de encuentro entre ambos mundos, fue el Centro de Estudios Públicos (CEP). Mientras que en política líderes socioliberales como el Presidente Lagos, y jóvenes tecnócratas como Andrés Velasco, serían parte del desarrollo del pais en la era de la Concertación, que administraba este modelo, abriéndolo al mundo, la famosa globalización y tiempo después a manos del Globalismo, mientras que en la oposición esta vez se encontraban los viejo gremialistas y la patrulla juvenil —como Sebastián Piñera y Evelyn Matthei—, también fusionistas más moderados y menos ligados a la dictadura militar y a la ultra conservadora figura de Jaime Guzmán.
La Tercera Ola de jóvenes liberales, vendría ligada al mundo de la cultura, los medios de comunicación, hijos no sólo del capitalismo sino de la globalización.
Escribían y creaban medios como La Tercera, el Dinamo, El Mostrador, The Clinic, tenían una vida burguesa-bohemia, entremezclaron sus posiciones políticas con amistades, negocios y amores del mundo de espectáculo y la televisión informativa.
Aquí comienzan a gestarse, lo que los conservadores llamaban “la agenda de la élite” para referirse a los temas valoricos o libertades morales. Mientras que el politica se terminaban con los enclaves autoritarios del viejo régimen, con grandes reformas constitucionales.
La Cuarta Ola de nuevos liberales en la nueva República, vino de la mano de los nuevos movimientos políticos, los Think Tank y finalmente los nuevos partidos que desafiaban a sus coaliciones conservadoras, tanto en centro derecha como en la centro Izquierda.
Al igual que el CEP y Libertad y Desarrollo, nacerían nuevos centros de estudios como la Expansiva, F. Balmaceda, Horizontal, FPP, movimientos como Independientes en Red, Red Liberal, Chile Primero. Muchos de estos emergidos de las redes de académicos de la Universidad Adolfo Ibañez, cabe destacar acá a Cristóbal Bellolio y Axel Káiser, cómo los re-impulsores del liberalismo del Siglo XXI en nuestro país, uno desde la teoría Rawlseana-igualitaria y otro desde la teoría Hayekiana-libertaria, que devolvieron al liberalismo al centro del debate público intelectual y nacional. El concepto de liberalismo volvía a cobrar forma nuevamente.
La Quinta Ola, ya sería la institucionalización de la anterior, con el nacimiento de varios partidos políticos, como Partido Liberal —de corte progresista— del diputado Vlado Mirosevic, el partido Ciudadanos —de corte socioliberal— de Andrés Velasco, Amplitud —de corte liberal clásico— de Lily Pérez, Todos —ligado a ASECH de pequeños y medianos emprendedores— y de Evópoli —liberal-conservador— ligado al Senador Felipe Kast.
Estos partidos encontraría sus puntos culmines con situaciones agridulces, primero en la alianza con —mucho de—ellos en el centro Liberal, con la Coalición “Sumemos”, con un resultado lamentablemente devastador para el liberalismo, y por otro lado con la formación de los gabinetes de emergencia de Piñera, tras el Estallido Social del 18-O y la victoria del Apruebo en el plebiscito, muchos de los ministros más importantes del gabinete político serían jóvenes de estos grupos: Ignacio Briones (Evópoli), Sebastián Sichel (ex-Ciudadanos), Gonzalo Blumel (Evopoli), Karla Rubilar (ex-Amplitud), Jaime Bellolio (ala liberal de la UDI). Liderazgos que fueron claros para frenar la tesis al interior del gobierno de la militarización posterior al estallido social, y que por el contrario fueron de los artífices del otro camino, el de los acuerdos del 15-N, para una nueva constitución, de hecho la mayoría de ellos fueron parte de la campaña del Apruebo.
La Sexta y futura Ola, de la escuela liberal chilena, aparece en las bases de muchas segundas líneas de estos actuales —y ya no tan nuevos— partidos liberales, muchos forjados en política universitaria con relativo éxito, muchos de ellos con rol preponderante en las fundaciones y think tank liberales, con apariciones en medios, que tienen sus ojos en la próxima elección de la Convención Constituyente, como rostros o cómo equipo para otros líderes liberales históricos, con el objetivo de ser los puentes entre las fuerzas mayoritarias del futuro órgano que redacte una Carta Magna, esperendo así, una constitución, más liberal que la anterior.
Además, ¿porque no? volver a sentar a uno de los suyos en el sillón presidencial, pero está vez con un liberalismo más vivo y flameante que nunca. 🗽
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