¿Estamos viviendo el fin de capitalismo en Chile?
Quizás sea una frase un poco exagerada, pero probablemente el capitalismo en su modelo coloquialmente conocido como “neoliberalismo”, si está llegando a su fin. Y no ha sido un final poco dramático, a decir verdad.
Más allá de ver quien le pega la última estocada al neoliberalismo, probablemente acá, amerita primero realizar un análisis crítico, sobre los supuestos defensores del modelo de libre mercado, y donde estuvieron sus errores.
En una primera intuición, pondría la mira sobre dos entelequias nacionales: La Élite, y Piñera.
Como los principales culpables del fin de la era neoliberal chilena.
No por una culpa intencional de ellos, claro está. Ya que la actual élite y el Presidente de la República, son de los más beneficiados de este modelo económico, ellos se forjaron y crecieron en él.
Pero fueron víctimas de su propio éxito.
La llamada Generacion X, la generación perdida, que no se atrevió a tomar la posta política después del primer gobierno de Bachelet, cuando les tocaba gobernar y aplicar todo lo aprendido en cuanto doctorado en universidades norteamericanas prestigiosas hubiera.
Esa generación que fue más bien cobarde, en cuanto a decirle a sus padres que se retiraran, que era su turno de brillar.
Fue cuando intentaron hacer que ex presidente Ricardo Lagos fuera su candidato presidencial en 2009 y terminaron consiguiendo que fuera el ex-presidente Frei, ya se vaticinaba que nada bueno venía para ellos. Finalmente Bachelet terminó por volver en 2013, y luego la derecha y su propia generación X, hizo exactamente lo mismo, con la misma miedosa comodidad trajo de vuelta a Piñera.
Ya ahí hablamos de una casta política castrada, bien inútil, a decir verdad.
Esta casta política vive parasitariamente dentro de los instrumentos institucionales llamados Partidos Políticos, los mismos que deben ser garantes de nuestra democracia liberal. Pero en nuestra Republica, se volvieron maquinarias obsoletas, viejas, llenas de fallas, que entre competir o modificar las leyes para competir menos o de frentón no competir, prefirieron siempre lo segundo.
Pocas instituciones en nuestro país, diría casi exclusivamente los Partidos Políticos, son los únicos que no tienen checks and balances dentro de nuestra democracia.
Sin un proyecto país que pensará en las próximas elecciones, en vez de las próximas generaciones, solo era cosa de tiempo para que un modelo sin relato, terminara por caerse a pedazos.
Nuestra élite sociocultural por otro lado, hacia mucho había dejado de producir pensamiento o ejercer su labor más noble, proteger la Republica de las diversas amenazas populistas, pero no, prefirieron los títulos, los números, el excel, el turismo aventura en los gobiernos de Piñera, pero sin ninguna intención de crear un nuevo relato detrás, que justificara su posición, ni siquiera readaptar el relato anterior, porque no tenían ningún sueño país, sino que simple sumas de defensas corporativas y engrosamiento del currículum.
Piñera era ya para entonces el “Rey desnudo”, un ex-presidente de nuevo presidente, uno de los billonarios más ricos del país, la encarnación misma de la élite —y ya no del mérito, como vendía su imagen en sus primeras campañas en 2005—, ya estaba claro, para hacer caer al sistema neoliberal, bastaba con hacer caer a Piñera. No había una élite o sistema de partidos que pudieran ocupar su lugar como avatar del sistema de libre mercado.
¿De quién fue la culpa entonces de ver el derrumbe del modelo?
Probablemente de todos en parte, de la nueva vieja élite, de los partidos políticos tradicionales, de la ambición desmedida de Piñera y de todos aquellos que prefirieron la comodidad a la competencia, lo conocido por sobre lo nuevo, la quietud sobre el cambio, todo lo contrario a los principios del neoliberalismo, que todos ellos decían defender.
Estamos a portas de un nuevo ciclo en Chile, con toda seguridad, no seguiremos siendo los jaguares de latinoamérica o algo similar, con toda probabilidad sean los políticos millennial los que pongan la música de la política en este nuevo ciclo, una generación más preocupada de los like que generan data, que del dinero que compra bienes.
Con una nueva clase media, que ya no cree en el relato de la meritocracia ¿En qué tipo de relato cree esta nueva clase media? En ningún universal de momento, habrá que ver qué sigue, hay varias opciones; la innovación podría ser una de las salidas para recuperar nuestro orgullo como sociedad, pero quizás al contrario, sea la dignidad y el “bienestar” como nuestros vecinos en el continente la que se termine imponiendo, sea cual sea que elijamos, será decisivo para el nuevo modelo de desarrollo en Chile para las próximas generaciones, y ojalá tengamos una nueva élite, nuevos partidos políticos y nuevos líderes, que esta vez estén a la altura.
“Here is a secret about powerful men,
one they would prefer go unspoken:
their arrogance is one of their
greatest forces in the universe.
Even the most paranoid among them see
what they want to see…”
Middlegame, Seanan McGuire
Por Lucas Blaset, Analista Político, Director Ejecutivo de Liberty News.
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