Libertad V/S Seguridad


¿Se justifica qué como nación tomemos decisiones desde el miedo, entregando un poder terrible al Estado? 


Por Beatriz SotomayorPsicóloga y Directora de Contenidos Liberty News


Primer artículo en la serie Libertad V/S Seguridad. 


Síntesis: Pongo en cuestión el entregarle sin mayor crítica y sin mayor control al Estado el Derecho a encerrarnos. Apuntó a los posibles abusos. Y a los malos usos que ya están a la vista, ya sea por un Estado que se engolosina y se pone excesivamente paternalista, acá la discusión de si el tabaco es un bien esencial o no, me parece especialmente flagrante. También se puede mencionar negligencias, como el acceso con dificultades a Salud Sexual y Reproductiva, tanto en la salud pública, como por la dificultad que había para conseguirlos sin receta y en línea.

 

En el segundo, puse en duda la idea de los hogares como espacios seguros, mi argumento: el incremento explosivo en la violencia doméstica, entrego pocas, pero decidoras estadísticas.  


En el tercero, escribo sobre lo alarmante que resulta el hecho que la autoridad sanitaria tiene derecho a allanar nuestras casas y a los esquemas de denuncia anónima entre vecinos, que va a perjudicar aun más la confianza y la cohesión social.



Hay quienes dirán que el miedo “está justificado”, pero lamentablemente con miedo no tomamos buenas decisiones, y empiezo por mí. Soy una aterrada de las arañas, mi instinto es matarlas a todas. Sin embargo, hay arañas como la tigre chilena o la huntsman australiana, que son depredadoras de las arañas venenosas para los seres humanos, y a esas, por muy buenas razones, no hay que matarlas.

 

Antes de seguir quiero recomendarles el libro “Ética y Coronavirus” de Daniel Loewe (PhD in Political and Moral Philosophy, Eberhard Karls Universität Tübingen, Alemania, 2001. Licenciado en Filosofía, Pontificia Universidad Católica de Chile, 1994).

 

El libro, es un must read en está época, precisamente para que la razón y no el miedo, guien nuestro actuar. También les recomiendo está entrevista que hicimos en Liberty TV Daniel Loewe sobre su libro “Ética y Coronavirus”. En el cual hablamos entre otras cosas sobre el trade off entre Seguridad y Libertad.




Vuelvo a la pregunta principal:

 

¿Se justifica que como nación tomemos decisiones desde el miedo (y la rabia), entregando un poder terrible al Estado? 

 

Mi respuesta es NO, las razones de Estado deben tomarse desde la razón, y deben ofrecerse y explicarse, apelando a la razón, no intentando exacerbar las emociones.

 

Soy Liberal, entonces para mí, las libertades vienen primero, y mi experiencia amplia en viajes y lecturas, me ha dado una mirada escéptica acerca del Estado, y acerca de su paternalismo “benevolente”, que justifica limitar la autonomía de las personas porque sabe que es lo mejor para ellas, I call bullshit.


Acá, analizaré brevemente desde la forma (el discurso moralino) y el fondo (la entrega incondicional de las libertades al burócrata de turno), las maneras como el discurso de la seguridad está poniendo en peligro la autonomía de las personas.

 

La Forma: El Discurso Moralino


Ya no se puede ver la televisión, eso no es nuevo, pero ahora es un ejercicio de autolesión hacerlo, es todo acusación moralista, donde las personas son de dos tipos:


- "El buen ciudadano" que no ha salido de su casa en un año y por supuesto se muere de la amargura. Al buen ciudadano lo entrevistan (usualmente en la calle) y le hacen preguntas tendenciosas, en las cuales no responder desde el buenismo simplón y no sonar como la hermana beata y soltera de la tatarabuela, es ofrecerse al escarnio social.


- "El hedonista irresponsable", quien no puede contener sus deseos genocidas. Como lo describen, pareciera que baila reggaeton en el paradero de micro, bien pegado y sudoroso con los otros egoístas. Ese que en su maldad suprema, tiene que trabajar presencialmente y no tiene ahorros ilimitados para quedarse en casa, o siendo un buen ciudadano, morirse "patriotamente" de hambre, como haría la gente decente.

 

Este discurso, no apela a la razón y más gravemente, nos trata a todos como niños que se cayeron de cabeza desde la cuna demasiadas veces. Además, no hace nada por la convivencia, la cohesión social y la confianza, y apela a una autoridad moral y a una credibilidad que el gobierno en este momento NO tiene. Es decir, puede ser contraproducente y un disparo en el pie.


Ademas, el discurso del miedo, la amargura y la recriminación,  no apela a un destino común, una meta, en la que todos juntos nos cuidemos, y que permita, convivir y prosperar, es un discurso que divide, que nos polariza aún más, y que prepara el pasto seco para el populismo.



El Fondo: Entrega Incondicional de las Libertades de las personas al Burócrata de Turno 

 

Acá estamos jugando con fuego. Voy a ser generosa, y solo señalar que el gobierno, no tiene la capacidad de ponerse en todas las situaciones posibles y adelantarse a ellas, lo que le pone en la posición de hacer un daño terrible, sin querer. Un ejemplo grave es la manera como ha disminuido el acceso a salud sexual y reproductiva en Chile.


Interpretaciones menos amables, también son válidas, ciertamente.

 

Y como caso de estudio, quiero referirme al debate sobre la pena de muerte, principalmente para tomar perspectiva. 

 

Acá, mencionaré un espacio de debate en que la cuestión ha sido duramente debatida, espacio en el cual me ha tocado participar, el programa “A Esta Hora en Touch”, con la conducción de Alejandro Cortés en Radio Touch, de Lunes a Jueves, entre 13:30 y 14:30 horas.

 

Allí, Marcos Sotomayor, un conocido periodista, esgrimió la razón principal  “no quiero que el Estado tenga el poder de matar a las personas”. Y en personas, lea por favor, personas, como usted y como yo, qué de eso se trata, no deje que su imaginación automáticamente reemplace “personas”, por “el asesino del tambor”, de quien ciertamente nada bueno tengo que decir.


Pero vamos por parte, el contexto es lo primordial, la discusión de la pena de muerte se recalienta siempre poco después de algún asesinato particularmente cruel, tal como el dilema de la libertad versus seguridad, suele replantearse, después de un ataque terrorista, o en una pandemia, esta conversación no se suele dar en frío.

 

En este contexto, quiero hablar de la pena de muerte, quienes están o han estado a favor, quieren que personas como el “asesino del tambor” no existan, y ciertamente comparto el sentimiento. 


Pero cuando entregan la posibilidad de decretar la pena de muerte al Estado, no es un mandato mágico para hacer desaparecer a asesinos sádicos, es un permiso para matar a personas, un poder terrible que se entrega al Estado sobre las personas. Y del cual los Estados, ciertamente han solido abusar, por ejemplo eliminando a sus detractores.  

 

La Pena de Muerte se discutió en Radio Touch en diversos programas, entre ellos uno con Patricio Fernández creador de The Clinic, donde entre otras cosas se apuntó que los Estados Autoritarios tienen mucha más posibilidad de ejecutar a alguien con el perfil de Pato Fernández, que a alguien como el “asesino del tambor”. 


Es más, es posible que Hugo Bustamante, sea contratado por dicho gobierno. Si no me cree, por favor, googleé al bueno de Beria en la Unión Sovietica (o mejor vea la muerte de Stalin en Netflix, una gran película desde todos los ángulos) o como Saddam Hussein fue ascendiendo, era un torturador diligente y responsable de disidentes (desde allí escaló al poder).

 

¿A qué apunto? Es que en nuestro terror a la muerte, estamos perdiendo la perspectiva, y entregando un poder terrible al Estado del que ciertamente puede aprovecharse, y del qué se siente muy tentado a abusar de manera paternalista, todo por tu bien bebé. Un ejemplo, fue la polemica del tabaco, y la prohibición de su venta.

 

`El anuncio del secretario de Estado había sido celebrado por el senador PPD Guido Girardi, quien declaró que es “inaceptable” que el Gobierno considere el tabaco como bien esencial “a sabiendas que aumenta el riesgo de contagio, de hospitalización, secuelas y muertes por Covid. El tabaco mata 46 personas diarias y su objetivo es enganchar niños. Se impuso el lobby de las tabacaleras”´.


Desde lo personal, sería ideal que nadie fumara, puede que sea un hábito nefasto, pero es decisión personal. Otra consideración es pragmática, NO es el momento de hacerle la vida más dura a las personas, y de restringirles aún más su autonomía. Consideraciones de sentido común como que los fumadores saldrían a la calle a buscar cigarrillos y por lo tanto, romperían el confinamiento, no caben en la estrechez de tanto buenismo pasmado.

 

Quiero cerrar con las palabras de una pensadora sui generis y brillante, Virginie Despentes:

  

“Cuando el gobierno reclama la presencia de la policía en el colegio o pide la presencia del ejército en los barrios periféricos, no introduce una figura viril de la ley en el dominio de la infancia, se trata más bien de la prolongación del poder absoluto de la madre. Solo ella sabe castigar, controlar y mantener a los niños en estado de crianza prolongada. Un Estado que se proyecta como madre todopoderosa es un Estado fascista. El ciudadano de la dictadura vuelve a la condición de bebé: con los pañales bien limpios, bien alimentado y mantenido en su cuna por una fuerza omnipresente que todo lo sabe, que tiene todos los derechos sobre él, y todo ello por su propio bien. Se libera al individuo de su autonomía, de su facultad de engañar, de ponerse en peligro”.

 

Virginie Despentes, Teoría King Kong

 

 

 

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