No hay orgullo sin memoria
No hay orgullo sin memoria es un eslogan bastante difundido últimamente por agrupaciones LGBT+ (ligadas al progresismo y al socialismo más revolucionario) que sienten que la conmemoración de las protestas del 28 de junio en “Stonewall” ha sido captada por un mercado corporativista que utiliza la estética LGBT+ como un plus de imagen y para aumentar ventas, en un fenómeno que suele denominarse como “Pink Capitalism”.
Si bien es cierto no puede negarse la mercantilización y banalización de la estética, valores y lucha de libertades de la comunidad LGBT+ por las grandes empresas durante el mes del orgullo, también se debiese hacer notar que el Socialismo, y la Izquierda revolucionarias no han sido precisamente aliados de la comunidad LGBT+ a lo largo de la historia; esto no implica que los Conservadores si lo hayan sido, pero pareciera ser que la capitalización de la lucha LGBT+ por parte de la Izquierda, hace que se pasen por alto varios detalles, que como menos hacen cuestionarnos a que “memoria” se hace alusión cuando hablamos de que “No hay orgullo sin memoria”.
El 22 de abril de 1973, en pleno gobierno de la Unidad Popular en Chile, se produjo la primera manifestación masiva de personas LGBT+ en nuestro país. Esta protesta organizada por una Travesti llamada “La Gitana” quien ejercía el comercio sexual en plaza de armas, junto a un grupo diverso de personas LGBT+ tanto Homosexuales, Lesbianas, Queers, etc… con el objetivo de denunciar la persecución policial que sufría la comunidad, donde a muchos los rapaban en las comisarías, y para comenzar a exigir las libertades y derechos civiles, de la ciudadanía heterosexual. Muchos diarios de aquella época incluso aquellos de línea editorial de Izquierda mostraban titulares tales como: “Protesta de los raros”, “Los colipatos quieren casarse” etc…demostrando que, tanto para los Conservadores como para la Izquierda de esa época, la población LGBT+ era degenerada, rara, y contraria a la moral y las buenas costumbres.
Tampoco debiésemos olvidar a quizá, la figura más emblemática de la Izquierda Revolucionaria: Ernesto “Che” Guevara, durante la revolución cubana, llevaba a personas homosexuales a campos de trabajo forzado, con la excusa de “El trabajo les hará hombres”, esto a plena conciencia y apoyo del otro revolucionario icónico: Fidel Castro.
Y no es el único ejemplo, bien es conocido que, para los Marxistas Leninistas, la homosexualidad y cualquier expresión que no correspondiera a la Heteronorma era considerada una “degeneración burguesa y liberal” que no correspondía con el modelo de hombres fuertes trabajadores que debían derrocar al “Capital” e instaurar la dictadura del proletariado.
En conclusión, la memoria del orgullo no se limita a conmemorar Stonewall, a recordar los Lesbicidios de Mónica Briones, Anna Cook y Nicole Saavedra, la brutalización que sufrió Zamudio, las personas Trans que deben dedicarse al comercio sexual porque no se les da oportunidades laborales, la memoria es también recordar como a través de la historia no fueron solo los Conservadores quienes reprimieron a la Disidencia, la Izquierda aún tiene cuentas pendientes con la comunidad LGBT+ y es nuestro deber recordarlo, esta es la verdadera esencia del “No hay orgullo sin memoria”.
Francesca García
Libres
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