¿Dejaremos que el miedo y la rabia guíen Chile?
Hace poco tiempo escuché en el último capítulo de Billions una frase de Taylor Mason sobre el odio: “nada brilla más fuerte y se quema más limpio”. Buena frase, como para ponerla en un tazón. Sin embargo, no es verdad, el odio quema como el petróleo. “El resentimiento" -subrayó Nietzsche- "es la emoción del esclavo, no porque el esclavo sea resentido, sino porque quien vive en el resentimiento, vive en la esclavitud”. Probablemente Nietzsche estaba pensando en la fijación con la que odiamos que, en casos extremos, termina por definirnos como personas. En términos políticos, algunos se definen como "Anti-algo", lo que significa que serían como activistas de todo lo contrario a ese algo, es decir, dejan que eso los defina y les quite iniciativa. En términos personales, este odio quita vitalidad, pues es como una mochila pesada que nos acostumbramos a cargar y que cuando nos la quitamos, quien la cargaba se siente liviano y libre, como si flotara. Además, el odio oc