Liberty News

Ayer viernes 30 de Julio 2021, fue un día que para mí gusto y perdonen la frivolidad, terminó en dos cliff hanger [i] .   1. La agresión al candidato presidencial Gabriel Boric .   2. El llamado de Fabiola Campillai a quemarlo y destruirlo todo ,  que precedió a una noche de furia en Barrio Lastarria .   Y ambos confluyen en la pregunta sobre la influencia del octubrismo en el futuro de Chile.   La pregunta es  ¿Cuánta influencia le vamos a permitir?   En una columna anterior titulada ¿ Con sueños de guerra civil? , señalé:   El panorama nacional no es ningún volcán a punto de explotar, no es un Krakatoa, es una humilde olla a presión, a la que tratan de subirle la temperatura, y ojala convertirla en una bomba casera. ¿Porqué digo olla y no volcán?, pues por que estamos exhaustos.   Mantengo mi apreciación.   Volviendo al tema, con la información que manejo (que es pública) creo que se puede analizar lo sucedido ayer desde el ángulo político de la siguiente manera:   ¿Fue un error

Dentro de los muchos temas polémicos que pululan en la comunidad LGBT+ o más bien, dentro de cualquier comunidad con temáticas e intereses específicos, un concepto que suele generar animadversión es el de   “Gatekeeping” .   Este concepto hace referencia a la atribución de individuos de una comunidad de aceptar como miembro a alguien basado en determinados criterios comunes, por ejemplo:  En un grupo de tradicionalistas Amish, ¿sería válido aceptar dentro de la comunidad a alguien que es Ateo, cree en el progreso tecnológico y encuentra involucionada la manera de vivir de esa comunidad?  O, por ejemplo ¿podríamos considerar como médico, a alguien que no curso la carrera de medicina, no conoce de anatomía, tiene pánico a la sangre, y le molesta el servicio público? Así podemos encontrar millones de ejemplos retóricos de diversas profesiones, hobbies, y comunidades políticas, o cualquier grupo con capacidad de ser analizado bajo criterios, metas e intereses comunes que los unen.  Teniend

No hay orgullo sin memoria es un eslogan bastante difundido últimamente por agrupaciones LGBT+ (ligadas al progresismo y al socialismo más revolucionario) que sienten que la conmemoración de las protestas del 28 de junio en “Stonewall” ha sido captada por un mercado corporativista que utiliza la estética LGBT+ como un plus de imagen y para aumentar ventas, en un fenómeno que suele denominarse como “Pink Capitalism”.  Si bien es cierto no puede negarse la mercantilización y banalización de la estética, valores y lucha de libertades de la comunidad LGBT+ por las grandes empresas durante el mes del orgullo, también se debiese hacer notar que el Socialismo, y la Izquierda revolucionarias no han sido precisamente aliados de la comunidad LGBT+ a lo largo de la historia; esto no implica que los Conservadores si lo hayan sido, pero pareciera ser que la capitalización de la lucha LGBT+ por parte de la Izquierda, hace que se pasen por alto varios detalles, que como menos hacen cuestionarnos a qu

  Perdió la tesis del “Presidente-Alcalde”, los liderazgos feudales y apatronados que se forjan en las municipales, son malos compañeros para dirigir un país.    Perdió la tesis de que las primarias se ganan hablándole solo a los tuyos con radicalidad, porque votan poquitos.   Perdió la tesis de que la centro-derecha está muerta, de que cayó el neoliberalismo y de que el Piñerismo está acabado.   Perdió la tesis de que la centro-derecha solo se puede ganar con el apoyo de la extrema derecha, siendo intransigentes —sobre todo por la campaña del terror de los últimos días— no hay voto evangélico organizado, no hay voto de la familia militar organizado, al menos no uno, que políticos de derecha puedan mandar a su conveniencia estratégica.    Perdió la tesis de que irían muy pocos a votar, que la gente no está ni ahí con las elecciones de los partidos y las coaliciones.   Perdió la tesis de qué hay que hacer carrera en un solo partido o coalición para poder liderar algún día. Se construye

No era tan claro el resultado.  El Sábado 17 de Julio, fue una jornada de infarto para quienes participamos en la campaña de Sebastián Sichel, ese día circularon una serie de videos sobre Sebastián Sichel con intenciones de desalentar el voto por él.  El más gracioso, fue uno en que aparecía el candidato como guapísimo demonio illuminati, que amenazaba al país con su defensa de la libertad (si, en serio).   El más inquietante, aquel con afirmaciones sobre Pinochet.    Sumado a una serie de preocupaciones extras:   Primero, ¿se nos fueron los votantes a la playa?   Segundo, la pandemia, ¿el votante se atreverá a votar?   Tercero, ¿Nuestros votantes irán por Boric para evitar la candidatura del candidato comunista Jadue? ¿Votos prestados?   Sobre esto último es posible afirmar que es posible que haya sido así, por lo menos en el Distrito 11, es porobable que muchos de los votos de Boric sean "prestados": Fue Goleada Más allá de las especulaciones, los números hablan solos, fue

No soy una más del 80% que votó apruebo.  Soy parte de esa derecha que muchos llamaron ingenua, traidora e ignorante y que su proporción dentro del 80% desconocemos.  Sé que hay más por ahí porque he tenido la oportunidad de leerlos y escucharlos en redes sociales y medios de comunicación.  Recién, antes de empezar a escribir, vi un video del sensato Agustín Squella, dando cuenta de lo que propone el título de este escrito.  Voté apruebo porque entendí los argumentos.  Un país no puede tener un marco regulador que obligue a las distintas generaciones a regirse bajo un único modelo.  Una constitución no puede poner a las empresas en el centro y no a las personas.  Una constitución redactada en dictadura no puede ser representativa de toda una nación.  Entiendo que la constitución del 80 fue escrita por una comisión de expertos que se demoraron años, pero debo reconocer que algo de romanticismo y optimismo encontraba en la idea de que pudiéramos, a modo de reparación, redactar una nueva

El liberalismo fue sin duda el ganador del ciclo de las guerras mundiales y la guerra fría, el gran consenso a finales del siglo XX era que la democracia era el mejor sistema de gobierno, el libre mercado el mejor sistema económico y la globalización era un hecho consumado en todo el mundo.   Los defensores de este modelo, tanto en la centro-derecha como en la centro-izquierda, pensaron que con este relato, la historia llegaba a su fin.    Pero luego de la crisis económica del 2008  y sus repercusiones posteriores, los discursos anti-capitalistas en la ultra izquierda y anti-globalistas en la ultra derecha empezaron a encontrar un fuerte eco en la ciudadanía.   Para los millennial el sueño americano dejaba de a poco ser una realidad.    A pesar de gozar de los beneficios de las sociedades y mercados abiertos, como la aceleración tecnológica, las redes sociales y los aparatos inteligentes, cuestiones básicas como la viviendo propia se fueron convirtiendo en un espejismo en el desierto q