A Love Letter a las personas que desconfían de las vacunas
Esta sería la segunda parte de la columna ¿La vacunación debiera ser obligatoria?
Sobre las personas y su desconfianza hacia las vacunas
Tienen toda mi empatía, entiendo que hay razones de sobra para tener miedo, y aunque creo que las vacunas como producto son un triunfo de la ciencia, sus proveedores, los grandes laboratorios, no son exactamente ángeles. Es más, si voy a defender la necesidad de vacunarse en base al actuar ético impecable de estos últimos, me quedo en pelotas.
Son tiempos de ansiedad. Es verdad que la OMS no ha estado a la altura, siendo, por decirlo así, demasiado deferente con China, llegando incluso a respaldar la medicina tradicional china, la cual no solo es a-cientifica, sino que también es responsable de la extinción de miles de especies exóticas, lo que representa una muestra suprema de egoísmo y claro, es la base de la industria de los wet markets.
Desde el punto de vista de las personas, es confianza que se pierde y que no se recupera fácilmente. Además, hay un cansancio evidente a la base del escepticismo, pues después de meses de prender la televisión y escuchar histeria 24/7 y de ser confinados y empobrecidos, es demasiado entendible que ya no se crea en NADA.
Pero no porque los laboratorios sean shady, o como les decimos en Chile: truchos, significa que quienes los denuncia son los buenos. Aquí el pensamiento binario es engañoso.
Los influencers antivacunas NO son “los buenos”. Ellos NO tratan simplemente de sembrar dudas sobre la vacunación por la bondad de su corazón generoso. Oh no!... Están tratando de quitarle mercado a la medicina occidental para así hacerse ricos. Es simple, van por su billetera igual que los otros. La diferencia es que las vacunas si protegen de enfermarse gravemente de Covid y el aceite esencial de Ciprés, no lo hace.
La vía hacia su billetera, es su corazón, y para eso no dudan en transformar la espiritualidad en un arma, convirtiéndola en “Conspiritualidad”, con el objetivo de debilitar el tejido social y las instituciones republicanas, instalando la sospecha como obstáculo a la cooperación.
Esto es más viejo que el hilo negro, me dirá usted, pero lo nuevo es que gracias a los algoritmos de las redes sociales los antivacunas pueden llegar a usted y convencerle de actuar contra su mejor interés, con argumentos que usted tiende a encontrar, por sensibilidad e ideología, especialmente persuasivos.
Pues no se ven reducidos a poner avisaje en la carretera con mensajes genéricos, sino que, gracias a las redes sociales, pueden crear propaganda a la medida de los temores y ansiedades de cada persona en particular, mensajes antivacunas diseñados para distintos nichos, desde el wellness a la sensibilidad política, con mensajes creados y testeados para sembrar miedo y desconfianza, poniendo miles de vidas en peligro, entre ellas la suya.
Fundamentos
Al escribir esta columna, parto de la base de que creo que son ciertas, hasta donde he podido ver e investigar, tres afirmaciones:
1. La Pandemia existe, y es potencialmente mortal para todos y todas.
2. Las vacunas han tenido un impacto gigante en la vida de las personas, al punto que tendemos a morir de enfermedades cardiovasculares en primer lugar y en segundo de cáncer. Los tiempos en que cosas como “No cuentes a tus hijos hasta que hayan tenido viruela” eran pura sabiduría popular, han sido olvidados.
3. Las vacunas contra el COVID han demostrado incluso en el territorio nacional, que protegen de hospitalización y muerte.
La Industria Antivacunas
Si las personas merecen simpatía, los especuladores y comerciantes del miedo no la merecen, ya que hacen daño en varios niveles, desde debilitar las bases del debate público hasta evitar que alguien vulnerable a una enfermedad potencialmente mortal y altamente debilitante, se proteja de la mejor manera posible.
Y les llamo industria y no movimiento, porque es “con fines de lucro”, pues su denuncia e las vacunas suele ir acompañada de la venta de aceite de serpientes o “pomás” como se dice en chileno.
Más allá del estafador creativo de rigor, está industria ha sido mapeada en el mundo anglo por The Center for Countering Digital Hate. Incluso han llegado a estimar sus ingresos anuales (casi 36 millones de dólares) e identificar los principales 12 actores del mercado.
CCDH se describe a sí misma como:
“ONG sin fines de lucro que busca interrumpir la arquitectura del odio y la desinformación en línea.
La tecnología digital ha cambiado para siempre la forma en que nos comunicamos, construimos relaciones, compartimos conocimientos, establecemos estándares sociales y negociamos y afirmamos los valores de nuestra sociedad.
Los espacios digitales han sido colonizados y su dinámica única explotada por movimientos marginales que instrumentalizan el odio y la desinformación. Estos movimientos son oportunistas, ágiles y confiados en ejercer influencia y persuadir a la gente.
Con el tiempo, estos actores, que abogan por diversas causas, desde el antifeminismo hasta el nacionalismo étnico y la negación del consenso científico, han formado una Contra-ilustración digital. Su trolling, desinformación y defensa hábil de sus causas ha resocializado el mundo fuera de línea para peor.
El trabajo del Centro combina el análisis y la disrupción activa de estas redes. Las soluciones de CCDH buscan aumentar los costos económicos, políticos y sociales de todas las partes de la infraestructura - los actores, los sistemas y la cultura - que apoyan y a menudo se benefician del odio y la desinformación”.
En el Informe “Pandemic Profiteers” desmenuzan y analizan en sorprendente detalle la industria antivacunas
A continuación lo esencial:
“Durante la pandemia de Covid, hemos hecho sacrificios para protegernos a nosotros mismos, a quienes amamos y a nuestras comunidades. Y, sin embargo, mientras el mundo respondía a esta amenaza, una industria subversiva y consolidada de anti-vacunas ha visto una oportunidad para enriquecerse a expensas de la salud pública.
Esta quinta columna ha operado a plena vista, socavando públicamente nuestra confianza colectiva en los médicos, los gobiernos y la ciencia médica. Su confianza en promover abiertamente mentiras y curas falsas proviene de años de impunidad en los que fueron alojados en plataformas de redes sociales populares, lo que generó tráfico y dólares publicitarios en Facebook, Instagram, Twitter y YouTube, mientras se beneficiaban del enorme alcance que esas plataformas les brindaban con gusto. Es un acuerdo mutuamente rentable: nuestros cálculos valoran la audiencia de anti-vacunas, que ahora supera los 62 millones de seguidores, con un valor de hasta $ 1.1 mil millones en ingresos anuales para Big Tech. La propia industria Anti-Vaxx, como se detalla en este informe, cuenta con ingresos anuales de al menos $ 35 millones.
En una conferencia de la industria en octubre de 2020, los anti-vacunas se reunieron para planificar cínicamente su impulso estratégico. Decidieron minimizar los peligros de Covid (una enfermedad que, a pesar del encierro y las masivas medidas preventivas ha matado a más de 2 millones de personas en todo el mundo), subvertir a los expertos en salud (los que están en el mejor lugar para mitigar la crisis) e impedir la vacuna. de todas las formas posibles, sobre todo amplificando las posibles dudas y efectos secundarios”.
El Movimiento Contrailustrado
Desde lo cultural, a la industria antivacunas, se la puede entender como parte de un movimiento Contra Ilustrado, como señalan Julián Alfredo Fernández Niño y Hernando Baquero:
“El movimiento anti-vacunas no es sino una consecuencia más del anti-intelectualismo, y del subsecuente fortalecimiento de la seudociencia, incluso en los países más desarrollados. La corriente anti-intelectual, y dentro de ella, la anti-ciencia, es muy antigua. Los filósofos naturales, los ilustrados del renacimiento, los evolucionistas o más recientemente, los científicos que estudian el cambio climático han tenido que enfrentarse históricamente, a hostigamientos, desprestigios y ataques sin bases lógicas, provenientes de diversos movimientos sociales, incluyendo: la religión organizada, grupos políticos reaccionarios al progreso, e incluso, no pocas veces, emporios económicos, cuando los hallazgos o teorías científicas han comprometido sus agendas o intereses”.
Fuente: Fernández-Niño JA, Baquero H. El movimiento anti-vacunas y la anti-ciencia como amenaza para la Salud Pública. Rev Univ Ind Santander Salud. 2019; 51(2): 103-106.
Lea aquí.
Este movimiento contra-ilustrado es muy antiguo, por ejemplo, veamos la siguiente ilustración satírica donde un grupo de ciegos tomados de la mano sigue a un hombre vendado hacia el precipicio, el precipicio tiene escrito “desinformación”, el mar negro debajo tiene escrito “viruela”, el hombre vendado, tiene escrito en la venda “prejuicio”, alrededor de su amplio estomago tiene escrito “antivacunas”, el siguiente hombre tiene escrito en el abdomen “Faddist”, que es un termino aplicable a quien sigue las modas de medicina alternativa, el siguiente tiene escrito “Sr. Descuidado” y el último “anti-todo”.
Fuente: “Health in Pictures”, 1930.
Cortesía de American Public Health Association, publicada por Snopes
Comparemos la imagen anterior publicada en 1930, con está del 16 de Agosto 2021, publicada por bramhall en la serie de “editorial cartoons” del periódico New York Daily News
La imagen representa los cinco jinetes del apocalipsis, de izquierda a derecha: guerra, hambruna, peste, muerte y sosteniendo un Smartphone mientras cabalga “desinformación”.
Beatriz Sotomayor
Libres
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